viernes, 28 de octubre de 2011

Osteoporosis y menopausia

Osteoporosis, la epidemia silente…


Maite llegó a la consulta con dolores punzantes en músculos y articulaciones, éstas últimas presentaban deformaciones. Laura presentaba dolores y rigidez de cervicales. Aída, mujer delgada, tenía sensibilidad al tacto a lo largo de toda la columna vertebral, con un dolor permanente entre las dos escápulas. Todas ellas son postmenopáusicas y tiene como amigo común osteoporosis.

La osteoporosis es una enfermedad del esqueleto caracterizada por un descenso de la masa ósea, con un deterioro de la microarquitectura del tejido óseo y un aumento de la fragilidad de los huesos. Hay una pérdida de la trama proteínica del hueso, junto a una desmineralización.

Afecta principalmente (no exclusivamente) a personas mayores de 50 años; por tanto, el progresivo envejecimiento de la población española nos anuncia un aumento sustancial de esta enfermedad en las próximas décadas. 

En España, aproximadamente 2 millones de mujeres y 500000 varones sufren osteoporosis en la columna lumbar o en el cuello del fémur; es decir, casi un 13% de la población femenina y un poco más del 4% de la masculina. Además, de las personas que llegan a los 90 años, casi un 32% de las mujeres y un 17% de los varones sufren una fractura de cadera.

Con la pérdida de calidad en la forma de alimentación y el envejecimiento de la población, se calcula que en 50 años, uno de cada dos europeos tendrá problemas derivados del deterioro de la masa ósea!

Las mujeres tienen menos masa ósea que los hombres (entre un 10 y un 25% menos durante la edad adulta). Se calcula que una vez alcanzado el pico máximo de masa ósea, se puede llegar a perder hasta un 1% de la masa ósea al año. Esta pérdida es mayor al comienzo de la menopausia (hasta un 5%), debido a la disminución del nivel de estrógenos. En los diez años siguientes, la pérdida de masa ósea puede llegar a ser de un 40%.

Favorecen la aparición de osteoporosis la edad, el sedentarismo, el tabaquismo, el excesivo consumo de alcohol, constitución delgada y talla pequeña, una inmovilización prolongada por intervención quirúrgica (cadera), consumo de poco calcio y vitamina D o la poca exposición solar, dietas muy acidificantes y ricas en proteínas, el uso crónico de antiácidos y protectores gástricos, la menopausia.

Las mujeres que hayan sufrido alguna fractura ósea, tienen cinco veces más posibilidades de sufrir otras fracturas.
Entre los factores determinantes de riesgos de fracturas se encuentran
  • Edad superior a 65 años.
  • Antecedentes de fracturas vertebrales.
  • Tratamiento largo (> de 3 meses) con glucocorticoides por más que la dosis sea mínima (2,5 mg/día).
  • Mala absorción intestinal, uso crónico de antiácidos y protectores gástricos.
  • Hiperparotiroidismo primario.
  • Osteopenia.
  • Hipogonadismo.
  • Menopausia y sobretodo la menopausia precoz.
  • Tabaquismo e ingesta de alcohol o café. Baja ingesta de Calcio.
  • Tratamiento largo con antiepilépticos o heparina.
Las terapias clásicas están en entredicho. En las primeras fases muchas mujeres se ven obligadas a tomar antiinflamatorios y analgésicos que van a complicar el cuadro y a favorecer el desarrollo de gastritis o un síndrome de hiperpermeabilidad intestinal. El uso de bifosfonatos tiene más riesgos que beneficios y muchos efectos secundarios: dificultad o dolor al tragar, úlceras esofágicas o gástricas, dolor óseo y articular, necrosis de maxilar…

Aunque la pérdida de hormonas con la llegada de la menopausia es un factor que favorece su aparición, no depende tanto del descenso de estrógenos como del de progesterona, que es la hormona que activa los osteoblastos y la mineralización del hueso.

Desde la Medicina Biológica Medicina Biológica no somos partidarias de la Terapia Hormonal Sustitutoria para los síntomas de menopausia, por el riesgo aumentado de cáncer (WHI, 2002). Sí lo somos de los fitoestrógenos o Isoflavonas. Cada vez hay más evidencia científica del papel de las isoflavonas de soja en este sentido, se ha comprobado que aumentan densidad ósea en columna lumbar (Potter,1998) así como que aumentan la fase mineral del hueso (Dalais,1998). El aporte de 80 mg/día  de isoflavonas disminuye la pérdida de masa ósea en columna y mejora marcadores de metabolismo óseo (fosfatasa alcalina), Alekel,2000. La genisteína, especialmente, tiene acción protectora sobre el hueso.

La mejor forma de evitar la pérdida de masa ósea, es la prevención. Hay que tener en cuenta que los primeros signos son asintomáticos y cuando ya está instaurada, 5 o 10 años después del inicio, la administración de calcio y fitoestrógenos es ya insuficiente.

La alimentación más adecuada para personas en riesgo de osteoporosis:
Hay que aumentar el consumo de alimentos frescos y suprimir el del café y la sal.
         Alimentos ricos en calcio  y vegetales de hoja verde,  soja , nueces ,  el salmón , ostras , las sardinas sin quitar las espinas , brócoli,  yogurt  sin azúcar , almendras, semillas de lino, de sésamo, de calabaza y pescado variado,  la dieta es importante para tener huesos fuertes y conseguir una buena salud osteo articular desarrollada de forma natural 
         Evitar el azúcar , alimentos procesados , carne roja , sal , cafeína, alcohol , granos refinados  y refrescos . Los refrescos  quitan el calcio de los huesos debido a la gran cantidad de azúcar que contienen y al ácido fosfórico que saca calcio del hueso como sistema tampón ante el aumento de ácidos en sangre.

Lo que no se usa, se atrofia: el ejercicio físico es fundamental para prevenir la osteoporosis, el tipo de ejercicio puede adaptarse a los gustos del paciente, nosotros recomendamos:
         Ejercicios de soporte de peso: caminar, trotar, jugar tenis, bailar
         Ejercicios de resistencia: pesas libres, máquinas de pesas, bandas de caucho para estirar
         Ejercicios de equilibrio: tai chi, yoga
         Montar en bicicleta estática
         Utilizar máquinas de remos
         Hay que evitar cualquier ejercicio que ofrezca riesgo de caída o ejercicios de alto impacto que puedan causar fracturas.
         Caminar ayuda a mantener la masa ósea, pero si se quiere construir hueso, es necesario un ejercicio más vigoroso.
Se ha revelado que las mujeres que realizan caminatas vigorosas durante 50 minutos, 4 veces por semana, aumentan el 0.5% de masa ósea en su columna vertebral durante un año, mientras que el grupo control perdía el 7%.
         Convertir una simple caminata en una vigorosa es, además de aumentar la velocidad de la misma, agregar movimientos de brazos y ponerse brazaletes con poco peso.

Aún en la vejez se puede iniciar una rutina deportiva y los beneficios están probados con numerosas investigaciones . No sólo se aumenta la masa ósea sino también la fuerza y el tono muscular, la elasticidad y se obtienen muchos otros beneficios para la salud física y mental.

El estrés produce un mayor consumo de magnesio, manganeso y vitamina K, favoreciendo, de modo indirecto la osteoporosis. Recomiendo a mis pacientes la danza del vientre como ejercicio físico y como terapia antiestrés. Es un buen método que equilibrar la cintura escapular (hombros) y la zona pélvica. Fortalecemos el sistema óseo y nos hace sentir más seguras y atractivas.

La talasoterapia ayuda en la recuperación de los oligoelementos carentes en el organismo, ya que por osmosis intercelular, entran al cuerpo todas aquellas partículas que en el momento estén deficientes: “somos agua de mar y los seres humanos compartimos más de 80 elementos con el océano”. Hoy en día los sueros marinos purificados son muy beneficiosos vía oral, en terapia isotónica o hipertónica, dependiendo de la constitución, para restituir la fase mineral del hueso. Producen una rehidratación celular por efecto iónico.

Para la fase orgánica somos partidarias de las sales cálcicas homeopatizadas, como las Sales de Shüssler, tan utilizadas en Alemania, para la recuperación del hueso. Utilizamos Calcium phosporicum (sal nº 2) como remineralizante y Silicea (sal nº 11) para aumentar la formación de colágeno, principal componente de los huesos. Calcium Sulfuricum (Sal nº 12) para la formación de hueso, Ferrum phosphoricum (sal nº 3) para dolores agudos y Magnesia Phosphorica (sal nº 7) como analgésico, aporte de magnesio y alcalinizante.

Pero lo ideal es tener una buena alimentación y practicar ejercicio, evitando tóxicos, desde la infancia. Somos la escuela y el espejo de nuestras hijas. Sólo viendo cómo nos alimentamos y qué tipo de vida llevamos, sembraremos en ellas hábitos sanos que, a su vez, transmitirán a futuras generaciones. Acostúmbrate a decir delante de ellas: hoy comemos esto porque…es rico en... Voy a danza del vientre porque…Camino para que cuando sea viejita no sufra de… Ya verás cómo ese uf! Ya, ya, mami, el día de mañana se convertirá en un ¡Qué bien lo hacía mamá!

© Dra. Inma González para Médicos y Medicinas.
Centro médico Novadona. Tel. 93 419 86 76.


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