jueves, 13 de octubre de 2011

Menopausia I ¿Qué me está pasando?





Todo empezó con un ¿Qué me está pasando?

Sensación de cansancio, irritabilidad, preocupación, ansiedad, miedos, insomnio, dificultad en la toma de decisiones, es decir, cambios hormonales que comportan cambios bioquímicos: déficit de estrógenos asociado a un déficit de serotonina.
Sí chicas, los primeros síntomas son más emocionales que físicos, un me siento rara, ¿Pero, qué te pasa? Hasta que recapacitas, te observas y te das cuenta que los ciclos son más cortos o más largos, las reglas más o menos abundantes.

 Ya no puedes comer como una lima porque empieza a formarse incipiente  michelín traidor y pasas más hambre que Carpanta y te impones una rutina de gimnasio que hace que acabes el día más cansada pero descansas ¿mejor?
 Sueles despertarte en medio de la noche bañada en sudor, con una ola de calor que recorre desde el plexo solar hacia arriba y hacia abajo y ya no es suficiente con dar una patadita a la sábana para regular el termostato sino que te levantas (con esta taquicardia ¿quién duerme?), te quitas el camisón, te lavas la cara e intentas volver a dormir. Todo este ritual se hace tuyo: bienvenida al climaterio (escalón)

 Y empiezan a faltar las reglas, cuando hace más de un año que no las ves, entonces estás menopáusica.

Bien pues llegadas a este punto es el momento de apropiarte de tu propia vida, hacerte dueña de tu salud y decidir si necesitas o no ayuda física o emocional. La ayuda física dependerá de la intensidad de tus síntomas. Hoy día con fitoterapia, homeopatía y dieta podemos controlar la mayor parte de tus molestias físicas. Tu gine o médico de cabecera, homeópata… puede diseñarte un plan personalizado.

Las emocionales pueden controlarse de varios modos, pero lo esencial es aceptar y comprender que comienza un cambio que desembocará en un nuevo proceso de crecimiento y realización personal. Se trata de un proyecto de identificación, reconocimiento, toma de lo mejor de cada una y transformación de sensaciones y emociones. ¿Para qué? Para conseguir a lo largo de este proceso de metamorfosis llegar al centro de ti misma.

Apropiándote de tu cuerpo y tus emociones lo conseguirás. Relativiza tus problemas y reconoce conflictos del pasado, no dejes que se enquisten y aplánalos ahora,  así conseguirás la serenidad y sabiduría que todas deseamos en nuestro otoño.
Liberándonos del lastre del pasado, de aquello que no nos ayuda, conseguiremos recorrer esta larga etapa hacia el encuentro con nuestra propia esencia.

En realidad esto que llamamos climaterio no es más que el cese de la etapa fértil, la senescencia ovárica.
Los primeros síntomas suelen ser emocionales: irritabilidad, ansiedad, preocupación por bagatelas, inseguridades…
Marejada de síntomas que nos hace desconocidas para nosotras mismas, más susceptibles, miedosas, vulnerables…

Empieza una nueva andadura, una nueva etapa del camino, del propio recorrido pero esta vez es de vuelta hacia nosotras mismas, este sendero es vital para cerrar el ciclo y de cómo lo construyamos dependerá no sólo nuestro bienestar sino el de los nuestros.
Me congratulo con “esas abuelas sabias, complacientes, divertidas y serenas que acogen en su regazo a todas las hijas y a todas las nietas de la tierra” ¡Quiero ser como vosotras!

Esa hecatombe que llaman menopausia ¿es en realidad la pérdida de la belleza, de deseo, esa suerte de enfermedad que nos convierte en seres amargados, sin atractivo, sin objetivos, vulnerables y dependientes? O es una nueva etapa en la que nos reinventamos, descubrimos, nos sabemos más sabias, más a gusto con nosotras mismas, con nuevas metas que alcanzar, una vez finalizadas otras; nuevos caminos que recorrer, una nueva etapa llena de creatividad, en la cual desarrollamos nuevos talentos que nacen de la serenidad, de la experiencia, de la sabiduría.

Vivamos la menopausia como una metamorfosis de la que resurjamos más poderosas, serenas, sabias, clarividentes, intuitivas y dueñas de nuestro propio destino. Si no lo conseguimos, pidamos consejos a las más sabias y/o experimentadas.
Bien es cierto que necesitamos de un plan de cuidados, un plan de jubilación personal que nos ayude en un momento de cambio demoledor, crisis de desarrollo o de búsqueda de la intuición, la sabiduría, la serenidad. Este momento lo hemos de vivir con la seguridad de que sólo una mujer va a poder ayudarnos (medicina de género). Para muchos hombres los términos ajada, histérica, gorda, amargada son sinónimos de menopausia. En compañeras estos términos son sinónimo de vulnerable, transformación, estrés emocional, cambio.

Para prepararnos en esta nueva andadura, es conveniente  hacer  un ejercicio de feng shui  ¿No te encuentras mejor después de haber limpiado y organizado armarios? Primero retirar lo que no nos aporta nada, lo viejo, lo que ya no utilizamos. Después de vaciar y limpiar por dentro, colocar las nuevas adquisiciones, aquello que nos vas a ser útil, aquello que hemos ido aprendiendo, experiencias que están más de acuerdo con este momento. Por último ordenar y perfumar lo que nos va a acompañar en esta nueva etapa. Y finalmente limpiar por fuera el armario, para que sea más atractivo el abrirlo y explorarlo.

Liberándonos del lastre del pasado, de aquello que no nos ayuda, conseguiremos recorrer esta larga etapa hacia el encuentro con nuestra propia esencia. Desprendámonos de lo que no nos aporta, lo que ya no utilizamos, lo que nos ancla, nos ata y reinventémonos, fijémonos nuevas metas en donde seamos la protagonista, recuperemos proyectos imposibles, sueños que no se cumplieron, llenemos el armario de aquellos “si hubiera hecho”, “me habría encantado”. 

Recanalicemos este exceso de energía en forma de sofocos, palpitaciones, irritabilidad en hacer realidad nuestros sueños rotos, las ilusiones que nunca se materializaron, concedámonos el tiempo que nunca tuvimos para llegar a ser aquello que siempre anhelamos ser. Es nuestro momento, el del encuentro con nuestro yo, con nuestra razón de ser, es nuestro viaje al centro de nosotras mismas: es nuestra gran oportunidad!

"El tiempo pasa
nos vamos poniendo viejos
el amor no lo reflejo
como ayer
en cada conversación
cada beso, cada abrazo
se esconde siempre un pedazo
de razón”. Pablo Milanés







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